¡Buenos días fresas! ¿Cuánto tiempo verdad? Nunca he sido la
bloguera más constante, pero llevo un año… desaparecida, y es que lo
necesitaba. Después de aquel incidente que os conté en “Mi mejor veranooff-line. ¿Y ahora qué? cambió toda mi rutina, y es lo mejor que podía hacer. No he parado de hacer
cosas, pero sin sobrepasar ese límite que puede hacer que todas nos volvamos
locas de un momento a otro. Y lo mejor de todo, he hecho únicamente lo que he
querido hacer. Le dedico todo el tiempo a mi familia y mi nueva afición, la restauración
de muebles. A pesar de todo sé que sigo siendo una mamá bloguera ¿Sabéis por
qué lo sé? Porque mi mente sigue dando vueltas como antes, para mí todo es un
post, aunque lleve meses sin escribir.
Ahora por fin ha finalizado mi participación en el cole.
Formar parte de la junta del Ampa ha sido una de las cosas más duras que he
hecho. Y aunque no pienso volver a
repetir, reconozco que, a pesar del sufrimiento, he aprendido muchísimo. Sobre todo
de fiestas ;) que era mi tarea principal en la junta.
¿Os acordáis de mi artículo “Mi vida social con niños”? En él os contaba cuál era mi
comportamiento a la hora de quedar con mis amigos. Acababa agotada de la
tensión acumulada por el miedo a que molestasen, o a las reacciones (rabietas)
que pudieran tener de forma repentina. Todo eso, se ha esfumado, me he dado
cuenta de que es una etapa como tantas otras, que debes dejar que se pase.
Ahora quedo con cualquiera sin ningún problema y voy a cualquier sitio con
ellos la mar de tranquila. Sé que se van a portar bien y si tienen alguna
rabieta, me da igual. Me importa un pimiento el qué dirán. Ellos saben lo que
tienen que hacer. Si su comportamiento es bueno, tendrán su premio, si su
comportamiento es malo, no lo tendrán. Seguimos con el refuerzo positivo. Creo
que esta norma sirve hasta que se vayan de casa. Ahora aquellos amigos que decían que me tenía
que relajar, están en esa etapa de nerviosismo y tensión por la forma de
comportarse de sus hijos que son más pequeños que los míos. Yo los entiendo
perfectamente, y no sólo no me molestan las rabietas, si no que me parece
entrañable.
Me acuerdo de cuando eran unos bebés, e iban a la escuela
infantil (0-3 años). La directora nos daba charlas con consejos para educar a
nuestros hijos y nosotras no nos perdíamos ni una porque necesitábamos saber
cómo hacerlo. Recuerdo una charla en concreto en la que decía que los niños de
3 a 6 años pasaban por una etapa buenísima porque ya sabían lo que tenían que hacer,
pero con mis hijos no se cumplió. Llegaron los 3, los 4 y los 5, y nada. Para
mí esa etapa perfecta es ahora. De 7 a 10 años, calculo yo. A partir de los 10
comenzaremos con la pre-adolescencia y luego, a partir de los 13, mi temida
adolescencia.
Si lo pensáis bien toda esta revolución de las mamás
blogueras comenzó como una forma de buscar consuelo, y consejo por todas estas
cosas que no somos capaces de comprender y controlar. Antes de tener hijos
somos las mejores madres del mundo, pero cuando te ves con él en brazos, todas
tus teorías se van al traste. Cuántas veces hemos dicho, si ese niño fuera mío…
sabemos perfectamente lo que tendríamos que hacer. Y lo peor no es eso, durante
todos estos años, en los que te sientes tan insegura, cualquier comentario de
amigos o familiares te hunde. Y sin embargo ahora, me río. En resumen, como madre,
estoy en mi mejor época. Y aunque tienen sus momentos, estoy disfrutando muchísimo
de ellos. Así que ya lo sabéis, las rabietas incontrolables, sólo son una etapa
más en la evolución de nuestros peques ¿Una etapa que dura mucho? Sí. Pero se
pasará, y llegaréis a este oasis de relax por el que estoy pasando yo y que me
gustaría que no acabara nunca.
En mi próximo articulo os contaré cómo fue mi viaje a Disney
world (Orlando) ¿Os lo recomiendo o no? ¡Ahhhh! Tendréis que esperar. Prometo
contároslo pronto ;)
Mil besos fresas y ¡¡¡A quemar etapas!!!
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